Dureza de un suelo laminado
Dureza de un suelo laminado
La dureza de un suelo laminado se refiere a la resistencia de éste a la presión y al desgaste. Cuanto más dura sea su superficie más resistencia tendrá a la abrasión y al desgaste de su uso en el día a día. Por lo tanto, es un dato muy importante a tener en cuenta a la hora de elegir un suelo, no es lo mismo un suelo para el salón de nuestra casa que el suelo para una tienda.
La dureza de un suelo laminado se mide según la escala de Mohs. Es una escala basada en una medida entre el 1 y el 10, donde el 1 es el punto más bajo, más blando, y el 10, el valor más alto, mayor dureza.
Los materiales más usados suelen tener durezas entre el 6 y el 8 en la escala de Mohs. Incluso en algunos casos valores de 5 para lugares de poco tránsito. Valores por encima de 8 indicaría que el suelo aguantaría bastante todo tipo de golpes, arrastres y caídas.
Otra clasificación se realiza mediante la clasificación AC, criterios de abrasión (norma EN 13329). Así encontramos indicadores entre AC1 hasta AC6, siendo del AC1 al AC3 para uso residencial y del AC4 a AC6 para uso comercial. A estos se les suele añadir un segundo número (clase) para especificar propiedades específicas o clases de utilización (según norma EN 13329).
Es muy importante que los plazos y el presupuesto estén cerrados desde el principio y se eviten los cambios improvisados y la toma de decisiones al vuelo, sobre la marcha.
A la hora de contratar la empresa que lleve a cabo nuestra reforma, solicitad presupuestos, desglosados por cada trabajo o partida a efectuar. Tened presente que el presupuesto más barato puede que no sea el mejor. Solicitad un mínimo de 3, que nos den idea de la horquilla de precios posibles, además de poder ver en ellos los conocimientos y profesionalidad de la empresa en función del detalle, desglose y exposición de los trabajos a realizar.
A la hora de escoger el suelo debemos tener en cuenta los siguientes factores:
- El uso del espacio. Si se trata de un espacio poco transitado como un dormitorio bastaría con una dureza baja. Por el contrario, un pasillo o la cocina, lugares más transitados, precisaran suelos con mayor dureza.
- El entorno. En lugares más húmedos y fríos conviene utilizar suelos laminados de mayor dureza, mientras que los de menor dureza se utilizan en entornos más secos y cálidos.
- Presupuesto. Los suelos más duros son más caros, por lo que es importante tenerlo en cuenta a la hora de elegirlos. Si bien es cierto que serán más duraderos.